Etiquetado: Caballito
#BFAL vol3
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Hago distintos caminos todos los dias para cubrir las dos-cuadras-casi-tres que hay entre mi casa y la estación del subte. Quebrar la rutina con algo tan tonto y aunque sea un poco está bueno. Me salva de convertirme en un autónoma que no piensa esas mínimas acciones. Me gusta pensarlas. Decidir si voy a ir por un costado de la vía o por el otro, o si pasaré por delante de la verdulería cuyo dueño siempre me saluda a pesar de que pocas veces le compro porque es muy cara (sólo le compro paltas, de hecho). Hay un camino en particular que me gusta más, porque en el medio de la cuadra, al costado de la vía del otro lado de mi casa, hay un gato, grande, con ojos verdes increibles y pelaje atigrado gris oscuro, que muchas de las mañanas que paso por ahi está parado a la entrada de una galeria desierta, mirando la vida así despreocupado. Yo le hablo a los animales, los saludo, me comunico con ellos con la mirada, el tacto y las palabras. Y este gato en particular me encanta porque cada mañana que me lo encuentro lo saludo («Hola gato lindo») y me detengo a hacerle un par de caricias. Él me responde: maúlla en voz alta y se refriega entre mis manos con un gusto que es mutuo. Después me despido, sigo caminando, y un par de veces me he dado vuelta a mirarlo, para descubrir que él tambien me mira, como diciendo «Hasta luego», y habiendo disfrutado de nuestro cariñoso encuentro tanto tanto como yo.
febrero 2007