Parar
¿Cuándo parás? ¿Cuando te lo pide el cuerpo? ¿Cuando te atacan una serie de sintomas que nunca antes habías sentido? ¿Cuando desconocés tu cuerpo, te desconocés vos? ¿Cómo parás cuando estás puesto a prueba, cuando tenés que mostrar que podés, que manejás los ritmos de locura, que tenés temple para bancarte la que venga y seguir adelante incluso cuando el cansancio no te permite pensar por claridad?
Insomnio, fragilidad de espíritu, bajas dosis de paciencia y nada, nada de paz: ese podría ser el precio de estar de estreno.
Incluso con todo lo que me gusta jugar a este juego de vida siempre al palo, de yuppies tecnoadictos trendy, de modernos que trabajan y viven sin que el límite entre las dos cosas esté demasiado claro, a veces simplemente necesito parar. A veces es menester caminar con los tiempos de antaño.
Aunque sólo sea para tomar aire, mirarme al espejo, reconocerme, y seguir corriendo.
Sin siquiera perder un minuto en mirar atrás.
Foto: Fatboyke