Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.

Un día como hoy hace 132 años nacía en Ulm, Alemania, el más rutilante científico conocido hasta ahora: Albert Einsten. Con su enunciación de la Teoría de la Relatividad Especial y la Teoría de la Relatividad General habría de cambiar para siempre la física y el estudio del universo y de fenómenos hasta entonces nunca revisados como la gravedad.

Para quienes como yo están por completo alejados del mundo de la física y derivados, Einstein es objeto de admiración por su militancia pacifista y antibelicista, su pensamiento humanista y social, y sus apreciaciones precisas sobre la creatividad, la educación, el progreso y la vida en general.

Imperdible este audio explicando su famosa fórmula E = mc2 y una más que interesante recopilación de sus más celebres frases.

Pero creo que es fundamental leer con detenimiento este breve pero contundente discurso dado por Einstein en la Liga Alemana de Derechos Humanos en Berlín, en el otoño de 1932, conocido como «Mi Credo»: «La más bella y profunda experiencia que un hombre puede tener es el sentido de lo misterioso», dice. Y yo lo aplaudo de pie, como uno de los pensadores más radicalmente reflexivos sobre la condición humana.

Feliz cumpleaños, Mister Albert Einstein. Gracias por tanto.