Mujeres

Nos encanta no estar a la moda y tener zapatos y carteras de hace cinco temporadas. No criticamos a otras mujeres que usan prendas que nosotras no nos animaríamos a usar: las aplaudimos. Nos acostamos con quien queremos y cuando queremos, ejerciendo el derecho inalienable del placer físico. Nos morimos por irnos de compras, porque nos divierte y porque nada es más estimulante que mirarte al espejo y sentirte hermosa en prendas buenas, bonitas y baratas. Queremos tener un compañero simplemente porque la vida de a dos es mucho, mucho mejor, pero eso no quiere decir que lo necesitemos como se necesita comer y dormir. Pensamos en traer hijos al mundo como la consecuencia de una construcción feliz de pareja, pero no como un mandato biológico-social asociado al género que nos tocó en suerte.

Si ya los tenemos, hacemos equilibrio para complementar todos nuestros roles sin resignar nuestra realización personal. Trabajamos a destajo porque queremos superarnos a nosotras mismas, y no porque tengamos que demostrarle a nadie que podemos hacerlo. Aprendemos a hacer cosas de chongo sólo por el placer de hacerlo por nosotras mismas, y con felicidad estamos dispuestas a recibir ayuda. Nos gusta que nos abran la puerta, nos cedan el paso y nos regalen flores porque valoramos la caballerosidad y no entramos en discusiones absurdas acerca de si esos gestos tienen que ver con considerarnos inferiores. Nos esforzamos por derrumbar la enseñanza machista heredada de nuestras madres, para que mejores hijos, hermanos, sobrinos y novios vean la luz. No fingimos nuestros orgasmos: aunque nos cueste, nos animamos a pedir lo que necesitamos para disfrutar. No hacemos nada por complacer al otro, ya que el placer compartido empieza sólo a partir de nuestro propio placer. Tenemos hambre del mundo, y buscamos cine, música, películas, viajes, poetas, pintores y cualquier cosa que nos nutra la cabeza y saque lo mejor de nosotras. Tenemos días hormonales y los dejamos ser porque sabemos que vienen con el combo. No nos sentimos en ninguna clase de desventaja, porque los pingos se muestran en la cancha. Lloramos sin saber por qué: una gran lección para tanto autista emocional que anda dando vueltas. Cuando estamos con amigas hablamos todas al mismo tiempo por la alegría desbordante que nos produce el encuentro. Queremos que nuestras parejas tengan vida propia, y construimos relaciones donde estar con un otro es multiplicar la libertad, no restringirla. No creemos en que haya «trabajos para hombres» y «trabajos para mujeres»: la igualdad es una condición que se ejerce desde el mismísimo pensamiento. Nos interesan los deportes, tanto por el espectáculo en sí mismo como por el deleite de mirar cuerpos esculpidos por el ejercicio. Practicamos la autosatisfacción, miramos porno y nos gustan los chiches eróticos. Experimentamos con drogas y podemos tomar alcohol a la par de cualquiera. Disfrutamos de cocinar y del delivery. No contamos las calorías de la comida. Soñamos con entrar a una zapatería y llevarnos un par de cada color y modelo en nuestro número. Babeamos por una cartera y por un gadget tech de última generación. Desearíamos tener más tetas (o menos). Muchas veces no nos gusta nuestro cuerpo. Nos encantan los piropos y que nos digan que somos buenas amantes.

Disfrutamos cada día del enorme privilegio de ser mujer.
Brindo por cada una de mis congéneres en este día, deseando que logren ser la mejor versión de sí mismas.
Al final es lo único que importa.

Foto: sunchild

Un Comentario

  1. laclaux

    Cada uno de los comentarios de este post fue de puño y letra de mujeres a las que admiro por su fuerza y por la manera en la que se paran ante la vida. A algunas las conozco en persona; a otras las sigo en ese universo digital particularísimo al que todas pertenecemos un poco.
    Gracias a cada uno por tomarse el tiempo de leer mis palabras y hacerme saber que tantas otras se sienten mujeres de una manera parecida a mí.

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